Comprendiendo mejor la pleuroneumonía porcina

26 noviembre 2024

La pleuroneumonía porcina es una enfermedad respiratoria con gran impacto económico causada por Actinobacillus pleuropneumoniae, que afecta principalmente a los cerdos en fase de crecimiento.

El conocimiento de la epidemiología de la enfermedad, de las estrategias diagnósticas y del serotipo implicado en el proceso, es clave para controlar las infecciones por este patógeno con éxito. 

En el anterior artículo, Aspectos claves de Actinobacillus pleuropneumoniae, revisábamos los siguientes aspectos clave:

  • Cómo se transmite
  • Qué signos muestran los animales infectados
  • Factores qué influyen en la severidad de la pleuroneumonía porcina
  • A qué se deben las pérdidas económicas

Sigamos revisando aspectos claves de la pleuroneumonía porcina para comprenderla mejor. 

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¿Cuántos serotipos existen?

Uno de los factores que influyen en la severidad de la pleuroneumonía porcina es la virulencia de los serotipos implicados. En la actualidad, se han descrito 19 serotipos distintos en función de la composición de los liposacáridos de la pared celular y los polisacáridos capsulares. Conocer los serotipos presentes en nuestra granja es importante para poder implementar las medidas de control más adecuadas.

Distribución de los serotipos más prevalentes a nivel mundiala (Datos procedentes de Gottschalk (2012)) y en Españab (Datos obtenidos por Ceva Salud Animal (2018/2019))

La virulencia de los serotipos de Actinobacillus pleuropneumoniae depende principalmente de las toxinas (RTX) que producen. Estas toxinas pueden ser cuatro (ApxI, ApxII, ApxIII y ApxIV) y su excreción puede generar distinto efecto citopático y/o hemolítico: 

  • La toxina ApxIV es específica de Actinobacillus pleuropneumoniae y se excreta por todos los serotipos, por lo que tiene gran importancia en el diagnóstico y monitorización de la infección.
  • Las toxinas ApxI, ApxII y ApxIII se pueden encontrar en distintos serotipos con diversas combinaciones.

En España se detectan con mayor frecuencia los serotipos 9/11, 2, 13, 4 y 17, aunque hay diferencias en la prevalencia entre distintas áreas geográficas.

Abordaje diagnóstico

El abordaje diagnóstico de la pleuroneumonía porcina dependerá de la clínica observada. 

En las formas clínicas, el aislamiento bacteriano a partir de lesiones pulmonares compatibles con pleuroneumonía porcina es confirmatorio de infección. Otros objetivos de este cultivo pueden ser:

  • El conocimiento del serotipo
  • La realización de un antibiograma 
  • Y/o la obtención del antígeno para una vacuna autógena o autovacuna.

La tasa de éxito de este aislamiento es elevada en las formas clínicas hiperaguda y aguda, cuando los animales no han recibido tratamiento antibiótico y la calidad de la muestra enviada al laboratorio es buena. Sin embargo, el aislamiento es menos exitoso en las formas crónicas de la enfermedad en animales tratados con antibióticos o en pulmones de bajas que no sean recientes o no se hayan enviado en condiciones de frío. Estas dos últimas situaciones aumentan la probabilidad de que la muestra llegue contaminada.

Lo ideal es enviar muestras de pulmón completo de bajas recientes al laboratorio, en un recipiente por cada muestra y con suficiente refrigeración.

En los escenarios clínicos y en las formas subclínicas, la infección por A. pleuropneumoniae se confirmará mediante la detección de anticuerpos frente a la misma por serología. El kit serológico más utilizado en campo detecta anticuerpos frente a ApxIV, ya que la producen todos los serotipos, pero no permite diferenciar entre ellos ni en su virulencia. Si se quiere conocer el serotipo es necesario la realización de otras pruebas como la determinación de los lipopolisacáridos de superficie.

En estos casos subclínicos o crónicos, como hemos comentado, la serología positiva combinada con el estudio de lesiones compatibles con App en matadero puede orientarnos en el diagnóstico y la adopción de medidas preventivas.

¿Cómo controlarlo?

Es importante incidir sobre todos los factores de manejo y control ambiental que reduzcan la posibilidad de transmisión de la pleuroneumonía porcina (manejo en bandas, control de la temperatura, ventilación, etc.), además de controlar las infecciones predisponentes, principalmente el virus Influenza y Mesomycoplasma hyopneumoniae.

El control de la pleuroneumonía porcina se basa en el uso combinado de:

  • Estrategias antibióticas
  • Estrategias vacunales
  • Prácticas adecuadas de manejo
  • Control de las condiciones ambientales

El uso de antibióticos frente Actinobacillus pleuropneumoniae reduce la gravedad de los signos clínicos, la mortalidad y, aunque no eliminan completamente la bacteria, reduce su transmisión. Por ello, el tratamiento antibiótico en cerdas en periparto, así como el uso de bacterinas que contengan el serotipo específico, podría reducir la excreción de la cerda. Similarmente, el tratamiento de los lechones a partir de la segunda semana de vida podría retrasar la colonización de éstos. 

Otra estrategia complementaria para reducir la clínica de pleuroneumonía porcina en los animales sería la vacunación frente a Actinobacillus pleuropneumoniae. Actualmente, las vacunas comerciales disponibles pueden estar compuestas de:

  • Bacterinas: los anticuerpos generados por las bacterinas actúan frente a la bacteria y proporcionan una protección específica de serotipo. 
  • De toxoides: que generan anticuerpos frente a las toxinas que producen los distintos serotipos de App, protegiendo frente a todos ellos. 
  • Mixtas (bacterinas + toxoides): Estas vacunas generan anticuerpos frente a componentes de la bacteria (sólo para serotipos incluidos en la vacuna) y frente a las toxinas (para todos los serotipos) por lo que ofrecen protección clínica frente a todos los serotipos y una protección adicional frente a los serotipos incluidos.
  • Autovacunas: suelen ser bacterinas y su uso debe restringirse a los casos en los que no hay vacunas comerciales disponibles. Para su uso es muy importante diagnosticar e identificar los serotipos presentes en la granja para poder incluirlos en la autovacuna.

En cualquier caso, debido a la interferencia de los anticuerpos maternales con las vacunas, es necesario determinar el momento óptimo de la vacunación mediante un seroperfil transversal que nos indique la caída de los anticuerpos maternales, así como el momento de la infección. Normalmente, no se suele recomendar la vacunación antes de las 7 semanas de vida por esta posible interferencia con los anticuerpos maternales.

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