Aspectos claves de Actinobacillus pleuropneumoniae

24 octubre 2024

Actinobacillus pleuropneumoniae (App) es una bacteria que causa la pleuroneumonía porcina, enfermedad respiratoria con gran impacto económico que afecta principalmente a los cerdos en fase de crecimiento. Está distribuida a lo largo de todo el mundo, y por suerte para nosotros no existe la transmisión humano-animal y no presenta un riesgo aparente para la salud pública.

El conocimiento de la epidemiología de la enfermedad, de las estrategias diagnósticas y del serotipo implicado en el proceso, es clave para controlar las infecciones por Actinobacillus pleuropneumoniae con éxito. 

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¿Cómo se transmite?

La transmisión de Actinobacillus pleuropneumoniae se produce principalmente por contacto directo (vía oro-nasal) entre animales infectados que excretan la bacteria y animales susceptibles. 

Esta transmisión puede darse entre:

  • Animales del mismo corral (horizontal) 
  • Y/o de la madre a su camada (vertical). 

Concretamente, la transmisión vertical (madre-lechón) durante el periodo de lactación se considera un punto clave para el control de la enfermedad, ya que disminuyendo la excreción de la cerda en periparto se podría reducir la colonización del lechón y, por tanto, la transmisión del patógeno en las fases posteriores. 

No obstante, cabe destacar que Actinobacillus pleuropneumoniae se considera un colonizador tardío porque mientras hay una adecuada inmunidad maternal frente este patógeno el lechón está protegido de la enfermedad hasta que los anticuerpos maternales disminuyen, lo que determina el momento de la infección y la gravedad de la misma. Es importante tener en cuenta que el encalostrado de los animales se realice de forma adecuada.

En la transición, conforme la inmunidad maternal va decayendo, los animales se van infectando progresivamente, especialmente en situaciones donde coexisten animales de diferentes orígenes infectados con diferentes serotipos de App.

¿Qué signos muestran los animales infectados?

Una vez el animal se ha infectado el periodo de incubación previo a la aparición de los signos clínicos de la enfermedad puede ser extremadamente variable, tan corto como 12 horas o pudiendo llegar a observarse las primeras muertes a las 24 horas de la infección.

Los animales infectados por Actinobacillus pleuropneumoniae pueden presentar diferentes formas clínicas o incluso desarrollar una forma subclínica, menos aparente pero que también nos causará problemas. 

Los animales infectados por Actinobacillus pleuropneumoniae pueden presentar diferentes formas clínicas o presentarse como forma subclínica. 

La forma hiperaguda o brote clínico de la enfermedad se caracteriza por:

  • Shock sistémico y la muerte repentina de los animales. 
  • En la necropsia, estas bajas presentan una descarga sanguinolenta y espumosa en las fosas nasales y tráquea, y los pulmones están congestivos, hemorrágicos y con áreas de necrosis en la región dorsal de los lóbulos diafragmáticos. 
  • A veces, especialmente en el caso de serotipos muy virulentos, podemos encontrar muertes súbitas sin lesiones aparentes o muy inespecíficas.

En cuanto a la forma aguda, el número de animales afectados es mayor, pero los signos clínicos son menos graves (mayor morbilidad, pero menor mortalidad que en la forma hiperaguda):

  • Disnea, fiebre, apatía, postración, e incluso muerte de los animales. 
  • A nivel pulmonar puede haber pleuroneumonía fibrinosa, consolidación pulmonar y zonas hemorrágicas y congestivas.

Finalmente, la forma crónica se observa tras la desaparición de la forma aguda:

  • Los animales presentan tos crónica, pudiendo o no presentar fiebre asociada. 
  • Los animales también presentan un retraso en el crecimiento asociado a las lesiones pulmonares que se observan (pleuritis fibrosa y nódulos o secuestros pulmonares) y a la disminución de la ingesta de pienso. 

En la forma subclínica, los animales están infectados por Actinobacillus pleuropneumoniae, pero no muestran signos clínicos, bien porque se infectan asintomáticamente o porque han pasado la forma aguda de la enfermedad y ya no muestran signos clínicos. Estos animales se consideran portadores, porque la bacteria se aloja principalmente en las tonsilas y cuando las condiciones sanitarias y ambientales son adversas pueden excretarla y desencadenar brotes de la enfermedad.

¿Qué factores influyen en la severidad de la pleuroneumonía porcina?

La severidad de la pleuroneumonía porcina puede estar influenciada por distintos factores como:

  • La virulencia del serotipo de Actinobacillus pleuropneumoniae implicado
  • La presencia de coinfecciones con otros patógenos respiratorios (ej. Mesomycoplasma hyopneumoniae e Influenza)
  • Las condiciones ambientales
  • Las prácticas de manejo realizadas, por ejemplo, el manejo todo dentro-todo fuera se ha mostrado muy eficaz para reducir el impacto de la pleuroneumonía porcina, mientras que los sistemas con ciclo continuo predisponen a los brotes de la enfermedad.
  • Inadecuada bioseguridad
  • Nivel de inmunidad del rebaño
  • Susceptibilidad del hospedador
  • Efecto estacional
  • La compra de animales incrementa el riesgo de enfermedad, especialmente si se mezclan animales de diferentes orígenes o como la entrada en la granja de futuras reproductoras de estatus sanitario desconocido en lo que se refiere a App.

¿A qué se deben las pérdidas económicas causadas por este patógeno?

La pleuroneumonía porcina es una enfermedad que puede llegar a ser muy costosa para la producción porcina. Las pérdidas económicas causadas por Actinobacillus pleuropneumoniae se deben fundamentalmente a:
  • La elevada mortalidad asociada con la forma aguda de la enfermedad
  • Los altos costes en medicación
  • Al empeoramiento de los parámetros productivos
  • Decomisos en matadero debido a las lesiones provocadas en la forma crónica, como pleuritis, adherencias, secuestros pulmonares, abscesos, etc.
Además, las lesiones pulmonares asociadas a la forma subaguda o crónica de la pleuroneumonía porcina pueden favorecer pérdidas económicas en matadero al quedar los pulmones pegados a los costillares debido a las pleuritis dorsocaudales.

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