Sala de maternidad porcina: 7 claves para tu lista de comprobación

20 abril 2023

El éxito de la producción en el ganado porcino depende de la sala de maternidad puesto que, en definitiva, la productividad depende de la cantidad de cerdos que lleguen al matadero. Desde la supervivencia de los lechones a los días hasta el siguiente parto, o la introducción de enfermedades hasta la longevidad de las cerdas, lo que sucede en las parideras repercute de forma duradera en la explotación.

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¿Qué preparativos son necesarios antes del parto? En este artículo te ofreceremos una visión general del parto y la gestión de la maternidad. Además, te desvelaremos 7 puntos clave que deben figurar en tu lista de comprobación de la sala de maternidad porcina.

 

Buenas prácticas en los partos por lote

El sistema de partos por lote, una técnica desarrollada por pequeños granjeros en la década de los sesenta del siglo pasado, está volviendo en la producción porcina actual. Si los lechones nacen en lotes, el resto de la producción también se puede organizar así: el destete, el crecimiento y el acabado. Esto conlleva ventajas claras, entre ellas que las explotaciones medianas y pequeñas pueden vender grupos más grandes de cerdos, con el consiguiente ahorro en el transporte; con todo, la principal ventaja estriba en que con los partos por lotes las granjas medianas y pequeñas pueden aplicar un sistema de todo dentro/todo fuera, algo imposible con los partos continuos.

Algunos creen erróneamente que los partos por lote persiguen mejorar el rendimiento reproductivo (si bien esto puede ser una consecuencia indirecta). Los partos por lote exigen un manejo intensivo de las salas de cubrición y maternidad. Desde la perspectiva de la sala de maternidad requiere mucho trabajo, que dará sus frutos en momentos posteriores de la producción.

Debido a esa idea errónea los partos por lote entrañan ciertos riesgos, los tres más importantes son:

  1. La cantidad de primerizas y adultas en ciclo o inseminadas es insuficiente, por lo que quedan parideras vacías.
  2. Personal insuficiente en los períodos de más trabajo (destete, cubrición y partos).
  3. Cuellos de botella en el proceso (por ejemplo, la nave de transición no tiene capacidad suficiente para alojar a todos los lechones destetados).

Los partos por lote requieren personal motivado y una inversión inicial de capital, pero una vez establecido el proceso de trabajo, tanto la explotación como el personal se beneficiarán en gran medida de este método. Para la granja, los partos por lote significan menos enfermedades y una mayor productividad general con costes más bajos; para el personal, más variedad y la posibilidad de planificar de antemano suelen ser bienvenidos… una vez superados los reparos iniciales al cambio.

Selección de las futuras reproductoras

Małopolska y colaboradores (2018) afirman con acierto que “la correcta selección de las futuras reproductoras no es garantía de rentabilidad, de estabilidad ni de una gran eficiencia comercial, pero es un requisito previo para lograrlas”. Los rigurosos procesos de selección que se han implantado en las últimas décadas para una canal más magra, un crecimiento más rápido y una mayor prolificidad (camadas de mayor tamaño) han influido indirectamente en numerosos parámetros reproductivos de las madres. En especial, las cerdas de las líneas magras disponen de menos reservas calóricas durante la lactación, son más propensas a sufrir llagas y las camadas más numerosas imponen una demanda más grande a su metabolismo, lo cual acorta la longevidad de la madre.

A pesar del proceso de intensificación que ha experimentado el sector porcino en las últimas décadas, las prácticas de selección de las nulíparas han cambiado más bien poco. Por ello, los ganaderos deben tener en cuenta que se han de elegir las que cuenten con los mejores caracteres reproductivos, algo que a veces puede ir en contra de la lógica; por ejemplo, no se deben escoger las cerdas de reposición de las camadas más numerosas.

Medidas de bioseguridad

Las medidas de bioseguridad buscan reducir la propagación de las enfermedades interrumpiendo las vías de transmisión de los patógenos. Es conveniente definir algunos principios de la bioseguridad: La bioseguridad externa consiste en impedir que los patógenos entren en la explotación, mientras que la bioseguridad interna persigue evitar la circulación o propagación de patógenos por la granja. 

Las zonas que estén en contacto directo con los cerdos deben ser consideradas como “limpias”, mientras que cualquier otra zona se considerará “sucia”. Nada ni nadie debe pasar de una zona sucia a una limpia sin someterse a las medidas de higiene (ducha) y desinfección.

 

Bioseguridad externa en la sala de maternidad porcina

Las principales fuentes externas de enfermedades en la sala de maternidad porcina son el semen y los reproductores de reposición (nulíparas y verracos). Hay tres medidas que pueden prevenir la entrada de enfermedades a través de los reproductores externos:

  1. Adquirir animales de reposición de un proveedor certificado como libre de los patógenos incluidos en tu lista de enfermedades prioritarias.
  2. Implantar cuarentenas para mantener las enfermedades fuera de la explotación limitando el contacto.
  3. Aumentar el porcentaje de cerdas de reposición procedentes de la propia granja y la longevidad de las adultas (reduce la necesidad de reproductoras de fuera). 

Bioseguridad interna en la sala de maternidad porcina

Para garantizar la bioseguridad interna en la sala de maternidad porcina, la norma más importante es evitar la mezcla de grupos y edades para no propagar enfermedades. Además, los partos por lote permiten limpiar y desinfectar la sala de maternidad porcina de forma completa antes del siguiente lote. También es recomendable evitar desplazamientos del personal y del equipo hacia atrás en el flujo de animales.

La desinfección, por lo general, es un proceso que consta de cuatro etapas:

  1. Eliminación de los restos orgánicos con una manguera de presión.
  2. Lavado con agua jabonosa y enjuague con agua.
  3. Aplicación del desinfectante.
  4. Secado

 

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Comedero y bebedero de la paridera

La preparación de la paridera es un proceso bastante sencillo, siempre que se haga de manera metódica y sistemática. Como existen muchos modelos de parideras, las especificidades pueden variar, pero hay tres puntos esenciales que requieren atención: el comedero, el bebedero y la fuente de calor (que trataremos más adelante).

Las explotaciones actuales suelen disponer de sistemas automáticos de suministro de agua y alimento que terminan en un comedero y bebedero para la cerda. Antes del parto se deben revisar a fondo los depósitos de pienso y la red de suministro de agua. Los bebederos de tetina se pueden atascar y las tuberías se pueden congelar en invierno. No dejes nada al azar, pues la interrupción de la alimentación puede provocar que la cerda lactante entre en estado catabólico.


 

 

Alimentación

Las necesidades nutricionales de las cerdas han variado notablemente en las últimas décadas, básicamente debido a la selección de canales más magras y un crecimiento más rápido. Las cerdas presentan una mayor prolificidad y sus lechones imponen una mayor demanda a su metabolismo. Se cree que esta selección genética también ha traído consigo un menor apetito en la cerda (Baxter et al., 2018). La combinación de todos esos factores puede imponer un estado catabólico que deteriore la productividad y la longevidad de la cerda (Kim et al., 2013; Boyd et al., 2002). Por esa razón, necesita piensos más calóricos, con un mejor perfil proteico y una palatabilidad y digestibilidad excelentes.

El manejo nutricional de las reproductoras comienza mucho antes del parto. El desarrollo de las nulíparas es crucial para mantener el rendimiento todo el año. No obstante, una alimentación excesiva puede reducir la longevidad y causar numerosos problemas posteriores (p. ej., osteocondritis). Por tanto, la puntuación de la condición corporal y la limitación del alimento son estrategias habituales durante el desarrollo de las nulíparas, pero también durante la mayor parte de la gestación. Es aconsejable que las multíparas y primerizas se mantengan con una puntuación de 2,5 a 3, en una escala de 5.

Dado que las necesidades nutricionales de las primerizas difieren de las de las multíparas, algunos investigadores como Boyd et al. (2002) abogan por la separación en función del número de partos, algo que no siempre es posible en la práctica. El ganadero debe procurar que las multíparas acaben la lactancia con una puntuación de 2,5-3, pues ello aumenta su longevidad y reduce el tiempo hasta el parto siguiente. Sean jóvenes o adultas, las cerdas tienen que soportar durante la última etapa de la gestación y toda la lactancia una gran demanda metabólica, por lo que el pienso debe contener antioxidantes que contrarresten el estrés oxidativo.

Otra práctica corriente de los ganaderos consiste en aumentar el contenido en fibra del pienso durante la última etapa de la gestación para prevenir el estreñimiento. Aun así, el pienso debe aportar las calorías necesarias en cuanto se inicie la lactancia.

El manejo de las cerdas lactantes presenta dos problemas. En primer lugar, las primerizas y las multíparas que comen poco probablemente tendrán una productividad menor durante toda la vida. En segundo lugar, si para estimular la ingesta se suministra demasiado pienso, una parte se desperdicia. Algunos sistemas permiten a las cerdas accionar el alimentador del comedero y “pedir” una ración: esto estimula la ingesta, evita el desperdicio, incita a moverse a las cerdas y previene las llagas. En la actualidad existen sistemas de precisión que suministran raciones individualizadas y recopilan datos, de modo que es posible detectar de inmediato a las cerdas que comen poco. Como no todos los ganaderos tienen acceso a estos avances tecnológicos, o estos no siempre resultan adecuados para algunos sistemas, la rutina de trabajo en la sala de maternidad debería incluir la revisión de los comederos para detectar el desperdicio, el mantenimiento de registros del pienso consumido y el suministro de más cantidad para estimular la ingesta y el consumo de agua. Puesto que las raciones abundantes pueden reducir el apetito de la cerda, es preferible suministrar raciones pequeñas frecuentes repartidas a lo largo del día que pocas raciones grandes.

La alimentación por fases supone un elemento importante de la nutrición en la maternidad y la transición. Cuando se trasladan a la sala de maternidad, las cerdas pueden seguir recibiendo el mismo pienso de final de gestación que estaban consumiendo hasta ese momento. Justo antes del parto se produce un descenso brusco del consumo, pero la ingesta irá aumentando gradualmente durante los 5 a 7 días siguientes. Con independencia del sistema de alimentación empleado, debe poder satisfacer esa demanda.

Aunque es de gran ayuda para la productividad, la tecnología no es sustituta de las habilidades ganaderas del personal. La puntuación corporal sigue siendo la mejor herramienta para detectar problemas en las cerdas.

Temperatura de la sala de maternidad porcina

El control de la temperatura en la sala de maternidad puede mejorar drásticamente la supervivencia de los lechones. Al igual que muchos otros aspectos de la producción, el control de la temperatura durante el parto es una solución de compromiso. Las cerdas prefieren una temperatura de 15-20 °C, mientras que los lechones prefieren 35 °C, pero aumentar la temperatura de la nave por encima de los 25 °C puede provocar estrés por calor a las madres, lo que reduce la ingesta de pienso y la producción de leche (Vande Pol et al., 2021).

Los ganaderos suelen instalar un nido para lechones con calor, pero conviene tener en cuenta que los lechones normalmente no se benefician de esta fuente externa de calor durante las primeras horas de vida, cuando son más vulnerables. La razón es la atracción hacia la madre y la necesidad de llenar su estómago de calostro para sobrevivir. Para ayudar a prevenir la hipotermia en las camadas, la temperatura de la nave debe mantenerse normalmente en 22 °C las horas previas al parto y durante su transcurso. Al día siguiente la temperatura se reducirá a 20 °C y, por último, durante los días siguientes se mantendrá entre 18 y 20 °C. Es importante que el personal de la nave seque bien a los recién nacidos tras el parto.

Tras el primer día los lechones se muestran más activos y capaces de moverse al nido en busca de calor. Para ayudarles, es aconsejable secar a los recién nacidos, pues así se reduce la pérdida de calor corporal por convección. Vande Pol et al. (2021) han demostrado que el uso conjunto del secado y un nido cerrado con calor puede evitar la hipotermia en los lechones. Un nido cerrado es una zona cerrada de la jaula con una fuente de calor, donde se coloca a los lechones por turnos de 15 a 30 minutos. Esto permite, además, que los lechones pequeños puedan mamar calostro sin el estorbo de los grandes cuando estos se encuentran en el nido cerrado.

Las regiones cálidas, incluso los países templados con veranos cálidos, plantean problemas de otro tipo. Mantener la temperatura de la sala de maternidad por debajo de los 25 °C es caro y el sistema de ventilación puede provocar el enfriamiento excesivo de los lechones por convección. Es aconsejable reducir la circulación de aire y secar a los recién nacidos tras el parto.

Habilidades ganaderas del personal

El último componente para gestionar con éxito la sala de maternidad es el factor humano. Por mucho que la producción porcina haya ganado en tecnificación siguen siendo muchas las tareas que solo una persona puede llevar a cabo.

El personal de la sala de maternidad debe estar formado para saber reconocer el celo, practicar la inseminación artificial o supervisar la monta, manipular los verracos, las cerdas y los lechones, detectar los primeros signos indicadores del parto, asignar los lechones que precisen adopción cruzada, prestar ayuda durante el parto si es necesario y puntuar la condición corporal de las reproductoras durante todo el ciclo productivo.

Por la costumbre, los ganaderos y los veterinarios suelen olvidar que una cerda es un animal grande y fuerte que puede causar lesiones graves a una persona. El traslado desde los corrales de gestación a la sala de maternidad debe correr a cargo de personal con experiencia en el manejo de las cerdas. Las madres pueden mostrarse agresivas con las personas que manipulen a sus lechones, así que los trabajadores deben conocer las técnicas de sujeción, sobre todo en las parideras libres, sistemas al aire libre y en otros sistemas donde las cerdas puedan acercarse a ellos.

Un aspecto importante de las habilidades del personal es saber reconocer la proximidad del parto. Entre los signos destaca el rápido desarrollo de las glándulas mamarias y la manifestación del instinto de preparación del nido, unos signos que pueden pasar desapercibidos al ojo inexperto.

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El desarrollo de las glándulas mamarias y la manifestación del instinto de preparación del nido indican que el parto se acerca.

 

El personal experimentado ayudará en el parto a las cerdas y practicará las técnicas básicas si hay dificultades (distocia). Por la misma razón, el personal debe saber manipular las jeringas y los viales de medicación y conocer la técnica de inyección (este tipo de actividades deben realizarse conforme a la legislación de cada país, que en algunos casos exige la tenencia de un certificado o de un curso de capacitación para administrar tratamientos veterinarios); ello incluye la correcta eliminación de los restos de medicación, de acuerdo con el protocolo de bioseguridad de la explotación. 

Tras nacer, el buen cuidado de las camadas comporta manipular con delicadeza a los lechones, secarlos y comprobar que comienzan a mamar el calostro cuanto antes. En función de los criterios aplicados en la explotación, es posible que los trabajadores de la sala de maternidad deban igualar las camadas y transferir muchos lechones. Para que la adopción cruzada tenga éxito, el personal debe conocer a los animales y desarrollar algo de intuición.

En esencia, las habilidades ganaderas emanan de la experiencia, la formación, la diligencia y la motivación. Algunos aspectos se aprenden, pero otros solo se adquieren con el tiempo.

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