14 diciembre 2023
Las nuevas leyes y normativas de la Unión Europea y los esfuerzos sociales en general restringen cada vez más el uso de antibióticos en la producción animal. Para contrarrestar esta evolución, hay que prestar cada vez más atención al sistema inmunitario de los animales, tanto a nivel individual como de grupo.
Pero, ¿qué es exactamente la "inmunidad de grupo"? ¿Qué tiene que ver esto con la producción porcina? ¿Cómo puedo influir o mejorar la inmunidad de grupo? ¿Y qué tiene que ver con la economía? En este artículo, queremos asentar el concepto de inmunidad de grupo.
¿Qué significa "inmunidad de grupo"?
El término "inmunidad de grupo" proviene del campo de la epidemiología. Por lo general, un epidemiólogo se ocupa de la aparición y propagación de enfermedades en una población. Se puede entender por población un país, una región, una granja o un grupo de una granja.
Por ejemplo, al observar la presencia o ausencia de síntomas compatibles con coccidiosis porcina en un lote de lechones en lactación, de forma indirecta evalúo la inmunidad del grupo a dicha enfermedad.
Por lo tanto, la inmunidad de grupo se refiere a la resistencia de un grupo de individuos a la invasión y propagación de un agente infeccioso, y puede medirse como la proporción de individuos resistentes en la población.
Los individuos inmunes a una enfermedad pueden ofrecer una protección relativa a los cerdos no inmunes. Esta protección puede evitar la infección o, al menos, reducir la gravedad de la enfermedad.
¿Qué importancia tiene la inmunidad de grupo en la ganadería porcina?
La carne de cerdo sigue siendo uno de los alimentos y tipos de carne más importantes en todo el mundo. En España, la carne de cerdo es la segunda más consumida.
Con los altos niveles de productividad, la aparición de nuevas enfermedades y la existencia de granjas más grandes, la inmunidad de grupo se ha convertido en un aspecto esencial de la producción porcina.
¿Cómo funciona la "inmunidad de grupo"?
Como se ha explicado, la inmunidad de grupo se refiere a la resistencia de un grupo de individuos a la invasión y propagación de un agente infeccioso, y puede medirse como la proporción de individuos resistentes en la población.
Un individuo puede inmunizarse frente a un patógeno mediante la infección del mismo (pasando la enfermedad), o mediante la vacunación.
Por tanto, la protección de un rebaño frente a una enfermedad infecciosa puede verse influida por un buen calendario de vacunación: cuantos más individuos de una población porcina hayan sido correctamente vacunados menos animales serán susceptibles a la enfermedad infecciosa. El objetivo principal de la vacunación no es impedir la infección, sino disminuir los sintomas clinicos y la excreción del patógeno, disminuyendo así su propagación en el rebaño.
Hay otros factores que juegan un papel importante, como la bioseguridad o los movimientos de animales en el rebaño.
¿Erradicación o control?
Erradicar una enfermedad en muchos casos sería lo ideal. Sin embargo, lograrlo es extremadamente difícil y rara vez tiene éxito por una variedad de razones. Por ello el control mediante la vacunación es la mejor estrategia para mejorar la inmunidad de grupo.
Las vacunas seguirán desempeñando un papel cada vez más importante en el futuro.
Para construir una estrategia de vacunación, se debe tener en cuentas varios factores:
- Identificación de los factores de riesgo de enfermedades infecciosas: No todas las estrategias de vacunación son igualmente adecuadas para todas las granjas. En primer lugar, debe hacerse una idea de la situación actual de las enfermedades dentro de su rebaño y determinar los factores de riesgo externos que favorecen la entrada de nuevos patógenos o nuevas cepas de los ya existentes.
- La edad de los animales a vacunar: cuanto más joven es un animal, mayor es la probabilidad de que haya anticuerpos maternales. El número de anticuerpos maternales presentes disminuye con el tiempo. Cuanto más elevada es la presencia de anticuerpos maternales en el momento de la vacunación, mayor será la influencia sobre ésta. Esto significa que, si se vacuna un lechón que todavía tiene elevada presencia de anticuerpos maternales, la probabilidad de que la vacunación no tenga éxito es alta. Sin embargo, si los anticuerpos maternos disminuyen y no están vacunados, los lechones están menos protegidos. Por tanto el momento idóneo para vacunar es cuando los anticuerpos maternales disminuyen pero antes de que puedan infectarse.
