26 abril 2023
Causas de la mortalidad en lechones
Los lechones permanecen protegidos del ambiente hostil en el útero materno. Al nacer, tienen que adaptarse a unas circunstancias radicalmente nuevas. Si el lechón no se adapta con rapidez está condenado a morir.
Con tantas presiones, el lechón no suele morir por un único factor, sino por una combinación de varios. Una causa más imperceptible normalmente conduce a otra que es más evidente; por ejemplo, el enfriamiento facilita el aplastamiento. Este es un aspecto importante a tener en cuenta, pues es lógico que se quieran abordar las causas visibles y que se pasen por alto las que no lo son tanto. Con todo, la mortalidad en lechones debe tratarse con una visión de conjunto.
Aplastamiento
La principal causa no infecciosa de mortalidad en lechones es, con mucho, el aplastamiento por la madre. Este se produce con los cambios posturales, sobre todo cuando la cerda se revuelca, pero también cuando se sienta o se pone de pie para tumbarse. Además, puede ocurrir por pisoteo y se han descrito ataques violentos (Nicolaisen et al., 2019 y Muns et al., 2016).
La aptitud materna es un importante factor ligado a la cerda en el aplastamiento. Como algunas son proclives a aplastar lechones durante el parto (Jarvis et al., 2005), es preciso mantener un registro para tomar decisiones en relación con el descarte y la reproducción.
En el aplastamiento también intervienen factores ligados al lechón. En condiciones normales, los lechones simplemente se apartan del camino de la cerda. Sin embargo, los que no logran adaptarse es probable que se muestren más letárgicos por la hipotermia, el hambre o la falta de vitalidad. El aplastamiento es, pues, el resultado de una compleja cadena de acontecimientos.
El entorno también desempeña su papel. El factor más evidente es el sistema de alojamiento. Es sabido que las jaulas de maternidad que limitan los movimientos de la cerda reducen de forma significativa el aplastamiento en comparación con los sistemas alternativos de alojamiento en grupo o libre (Hales et al., 2014). Sin embargo, las jaulas se han convertido en uno de los temas de debate más controvertidos en el sector porcino. El bienestar de las cerdas y los aspectos éticos están adquiriendo cada vez más importancia y crece la presión para que se adopten sistemas de alojamiento menos restrictivos. Nicolaisen et al. (2019) demostraron recientemente que la mayoría de las muertes por aplastamiento se concentran en los 3 primeros días de vida.
Coccidiosis y diarrea
La diarrea en lechones es de largo la principal causa infecciosa de mortalidad predestete. Virus, bacterias y parásitos, solos o en combinación, causan diarrea en el lechón.
Los rotavirus son casi ubicuos en las explotaciones porcinas, pero suelen causar una baja mortalidad en lechones. En cambio, la gastroenteritis transmisible y la diarrea epidémica porcina pueden provocar una mortalidad en lechones del 100%.
Las principales bacterias causantes de diarrea en la sala de maternidad son Escherichia coli y los clostridios. La mortalidad por E.coli es baja si se trata, pero de lo contrario, provoca con rapidez la deshidratación y la muerte. La clostridiosis acarrea una mortalidad en lechones sumamente elevada, aunque este tipo de infección suele aparecer por un manejo deficiente.
Los coccidios (Isospora suis) probablemente sean los patógenos con mayor relevancia económica en los lechones. Aunque la mortalidad suele ser baja, las pérdidas ocasionadas a lo largo de todo el ciclo productivo son importantes.
Las coinfecciones son bastantes frecuentes. La diarrea neonatal afecta a los lechones en diversos momentos. A fin de facilitar su diagnóstico, es primordial saber el momento de aparición y aprender a reconocer sus características. En este artículo repasamos la diarrea en los lechones.
Fallo en la transferencia de la inmunidad pasiva
Debido al tipo de placenta que presenta la especie porcina, las cerdas no pueden transferir anticuerpos a la camada durante la gestación. Los lechones nacen en un entorno hostil sin ninguna defensa contra los patógenos mortales. Para superar esta vulnerabilidad, la cerda produce el calostro, una leche especial rica en anticuerpos y calorías. Durante las primeras 24 o 48 horas de vida, los anticuerpos que ingieren con la leche pasan al torrente sanguíneo, en un proceso que se denomina transferencia de la inmunidad pasiva.
Pero la capacidad de absorber esos anticuerpos disminuye con rapidez a partir de las 6 horas de vida. Si el lechón no mama suficiente calostro en esas primeras horas de vida, no adquirirá inmunidad y lo más probable es que sucumba fácilmente ante cualquier patógeno.
El consumo del calostro depende tanto de la capacidad de la cerda para producirlo de buena calidad como de la capacidad del lechón para competir por un pezón, mamar, ingerirlo y absorberlo. Entre los factores que más influyen en la toma del calostro; algunos de los más importantes son el uso de la oxitocina durante el parto, la camada numerosa y el peso respecto a la camada. Otros factores, como los mortinatos, también influyen en la variabilidad de la ingesta del calostro en la camada, lo que aumenta el riesgo de fallo de la transferencia de la inmunidad pasiva en los lechones más débiles y con menos peso.
Tabla 1. Factores que influyen de forma significativa en la ingesta del calostro (adaptado de Declerck et al., 2017)
Ingesta del calostro por lechón |
Raza (↑Hypor, ↓Danbred) ↓ Administración de oxitocina durante el parto ↓ Camada numerosa ↑ Peso elevado al nacer ↑ Lapso breve entre el nacimiento y la primera toma |
Variabilidad de la toma en los lechones de la camada (heterogeneidad) |
↑ Uso de oxitocina durante el parto ↑ Mortinatos ↑ Camada numerosa |
Baja viabilidad
Algunos lechones nacen con poco peso, debilitados y con pocas posibilidades de supervivencia si no se toman medidas. En el pasado el valor con que se definía un lechón con bajo peso al nacer se situaba en torno a los 900 g, pero la viabilidad es un concepto más complejo, porque también es relativa: un recién nacido de 850 g puede apañárselas mejor si sus compañeros de camada tienen un peso parecido al suyo que otro de 1200 g en una camada donde los demás sean muy grandes.
Los infartos placentarios, la rotura del cordón umbilical y la alimentación deficiente de la madre también reducen la viabilidad de los lechones. La prolificidad (el principal rasgo genético que influye en el tamaño de la camada) ha sido uno de los principales objetivos de mejora genética en el sector porcino, pero ha acarreado la consecuencia indeseada de reducir el espacio uterino para los lechones, lo que aumenta la tasa de inviabilidad (Tucker et al, 2021).
La distocia, o parto difícil, puede provocar asfixia, hipoxia, daños cerebrales, hemorragias y traumatismos que reducen la viabilidad de los lechones recién nacidos. Si el parto se alarga demasiado, las consecuencias pueden ser las mismas.
Otro aspecto importante de los cerdos actuales es que debido a su gran ritmo de crecimiento agotan en poco tiempo las reservas de hierro y presentan anemia, que debilita al lechón y reduce su viabilidad.
Los lechones con baja viabilidad corren más riesgo de aplastamiento.
Deformidades
Las deformidades deben considerarse como parte de la viabilidad baja. La más habitual en el recién nacido es la abducción de las patas (splayleg) traseras, delanteras o ambas. Los lechones afectados suelen tener un bajo tono muscular o inmadurez en el desarrollo muscular, de modo que son incapaces de mantener las extremidades juntas y a menudo mueren aplastados.
La mayoría de las deformidades, como la ausencia de ano, las anomalías cardíacas y las malformaciones extremas causan la muerte en el plazo de horas o, como máximo, días. Otras, como las hernias, se pueden corregir quirúrgicamente, dependiendo de la gravedad del problema.
Las deformidades tienen un origen hereditario, infeccioso o químico (toxinas, medicamentos, etc.). Estos problemas suelen ser esporádicos, por lo que si empiezan a ser habituales en una granja, es preciso emprender una investigación minuciosa para determinar y subsanar la causa.
Hambre y frío
Los lechones recién nacidos prefieren una temperatura de 35 °C, pero esta resulta excesiva para la madre, que se siente más cómoda entre 15 y 20 °C. Los lechones que se enfrían demasiado se aletargan con rapidez, por lo que maman menos y no disponen así de tanta energía para moverse y mantener la temperatura, lo que a su vez reduce la actividad y su impulso o posibilidades de mamar. Si este círculo vicioso no se rompe, acaba provocando la muerte del lechón por sí mismo o deriva en la muerte por aplastamiento.
Al nacer, el cerdo es especialmente sensible al enfriamiento, pierden calor con bastante rapidez (Tucket et al., 2021). Y como nacen mojados, pueden presentar hipotermia en poco tiempo si circulan corrientes de aire por la sala de maternidad. Además, a diferencia de otros mamíferos, el cerdo no posee grasa parda, que ayuda a las crías de otras especies a mantener la temperatura, incluso en condiciones adversas.
Agalaxia
La mortalidad en lechones se dispara cuando la cerda no produce calostro ni leche. La agalaxia puede ser consecuencia de infecciones como el síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRS), causado por un virus.
A menudo la agalaxia suele tener un origen bacteriano y raras veces aparece sola. Por ello, los veterinarios hablan de un síndrome posparto que engloba metritis (infección del útero), mamitis (infección de las glándulas mamarias) y disgalaxia (producción de leche reducida o nula). El término más utilizado en la actualidad es síndrome de disgalaxia posparto.
La desnutrición y mala condición corporal de la madre también son causa de agalaxia.